Hace treinta y un años comencé la andadura de una clase de Primaria con la que estaría cinco años. Ahora esas niñas y niños cumplen cuarenta años.
Y me han invitado a una cena a la que asistirá la mayoría. Algunos escriben desde lejos, lejos, lejos, que les gustaría estar. Otros no pueden por diversas razones.
No puedo pensar en otra cosa. También yo estaba lejos, sólo lejos, pero llevo dos semanas con la miel en los labios y hoy viniendo de allá le daba vueltas al acontecimiento.
Les dejé hace veintiséis años recién pasada la infancia, preadolescentes ya. Y les voy a ver hechos y derechos, suficientemente maduros. ¡Estoy sobrecogido!
Perdonad si no soy capaz de escribir nada más.
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