viernes, 28 de noviembre de 2014

ESPERAR CONTRA TODA ESPERANZA

         

        Lo peor de la situación que estamos viviendo, además del irremediable asco y la vergüenza no sé si ajena o propia, es la amargura que nos va penetrando.
                  Soy un anciano, no me molesta  eso pero a esta edad los males suelen hacerse crónicos. Temo que esa angustia se me quede dentro.
                  En realidad debería estar en una edad dorada. Mis hijos mayores y autosuficientes. Mis nietos creciendo. Mi matrimonio evolucionando en positivo, son cuarenta y seis años. Mis historias en continua evolución. A punto de terminar mi gran novela. Mi salud razonablemente estable. Y mi capacidad de asombro, de aprendizaje, de admiración, suficientemente abiertas al futuro sea cuales sean las dimensiónes de éste.
                 ¿Cerrar los ojos a la realidad en que veo sumidos a mis conciudadanos? No es mi estilo, ni sería justo. Necesito saber.
                  Eso me hace amargarme. Con el estilo artero y hortera de los gobernantes. Con la ambigüedad de la oposición. Con el temor de que quienes podrían regenerar nuestra sociedad, aún jóvenes y limpios, encuentren demasiadas piedras en el camino y se detengan. Con la desesperanza de ver a los chacales de siempre avizorando la posible carroña. Y, por qué negarlo, con la desconfianza de saberme de un pueblo que adora ídolos de barro vestidos de futbolistas, toreros, cómicos o similares y a fantasmas que juzgan sobre todo lo que pasa en las braguetas.
                !Me niego! No sé el tiempo que me queda, pero me niego a esperar pasivamente a que los otros hagan de su capa un sayo. Hacer, hacer, no veo la ocasión, pero, al menos gritaré y gritaré. 
                 ¿Me queda el voto? No confío demasiado en ello. Quedó atado y bien atado a la muerte del fulano. Lo consensuaron luego los de siempre dejando entrar en la casta política a unos cuantos de fuera. Todo cambió para que todo siguiera igual.
                  Pero voto y votaré. Por supuesto tendré la ingenuidad de intentar abrir camino a los nuevos. Ya está bien. ¿Con la esperanza de que consigan...? Creo que no. No me queda. Pero les votaré.
                  Esperar contra toda esperanza. Se decía mucho allá por los sesenta. Y nos las dieron todas en los dos carrillos Pero sigue valiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario