viernes, 28 de septiembre de 2012

REPUBLICACIÓN

      Nada que ver con fórmulas políticas.
      Hace algunos años Aguilar me publicó un libro "Recetas para después de una guerra". A mi juicio bastante mal. Un libro que era una colección de anécdotas de posguerra con el chiste de una receta de la época por cuento, lo convirtieron en un recetario de cocina. Y salió mal. Se vendió poco y al autor, yo, lo defenestraron editorialmente hablando. Muchoa de los que leeis esto, tenéis el libro, lo sé, pero mi amigo Juan me dijo el otro día que era el momento de recordarlo.
--¿Por qué no lo publicas cuento a cuento, tal como lo escribiste.
     La idea no me pareció mal. Y allá va el primero.

                                         1939
                                 GACHAS DE PASTOR CON TORREZNOS      

Día 1 de abril
            Último parte de guerra: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas Nacionales, sus últimos objetivos militares. LA GUERRA HA TERMINADO” 

            La columna de refugiados avanzaba, lenta, deslavazada, hacia Le Perthus. Había comenzado semanas atrás. La Cruz Roja estableció refugios en toda la zona. Primero hacia L’Albere y Saint Martín. Más tarde, cuando todo estuvo saturado, se habilitaron nuevos campos de internamiento cerca de Le Boulou, en el Bois d’en Flours y en Maureillas camino de Céret. Las condiciones del terreno no eran malas, pero,  aunque las gentes de la zona habían cedido terrenos, casamatas y pajares, seguía faltando espacio.
Desde antes del alba se acumulaban ante los puestos de gendarmes. Sobre todo mujeres, niños y ancianos. Llegaban cansados, hambrientos, tiritando. Las noches eran todavía muy frías. La nieve, pese a las lluvias recientes, aún no había terminado de derretirse.
Se distribuía a los recién llegados del mejor modo posible. Los enfermos a los hospitales improvisados, los sanos, por familias, donde se podía. Pese a la colaboración de asociaciones y particulares, a la aportación oficial de mantas, medicamentos y comida la afluencia continua superaba todas las previsiones...
...estamos aquí. Esta gente no parece mala. No entiendo nada de lo que dicen. Los gestos sí. Hemos llegado a Francia. Parecía que no íbamos a hacerlo nunca. ¡Cuánto frío! ¡Cuanta hambre! ¡Que cansancio! Pero lo conseguimos y ahora...
--¡Seguimos, seguimos!
... Manuel y Teresa solo parecen cansados. Han caminado demasiado. Menos mal que les dejaron sitio en aquel carro hasta La Jonquera. Luego han andado lo suyo. Hice bien en ponerles las botas. No se les han calado los pies. Yo sí tengo deshechas las mías. No estaban ya muy nuevas. Se han rajado un poco por los lados. Siento los pies mojados...
-- Sí, sí, por allí, lo entiendo.
...Hemos llegado, es lo que importa. A ver donde nos llevan ahora...
-- Ya, ya, hay que enseñar la Cédula. Lo he comprendido.
...Necesitamos un sitio donde tumbarnos a descansar y algo de comida...
--¡Ya va, ya va! ¡Vamos, hijos, no os separéis de mí. ¡Manuel, agárrate fuerte a mi falda y no la sueltes! Teresita, hija, pasa tú delante. Sí señora, sí, son mis hijos. ¿Fis? Pues eso. ¡Conmigo, conmigo!
... A ver donde nos llevan. Tiendas de campaña, como las de los soldados. Y allá, colchonetas. Con una nos arreglamos, pero que sea pronto. No puedo con mi cuerpo...
--¿Aquí? ¿Las dos? ¿Para nosotros? Mersí, mersí. Así se dice gracias en francés, Teresa. Tendrás que aprenderlo. Mersí. ¿Veis? Ésta para mí y ésta de al lado para vosotros dos. Echaos un rato. Tapaos bien con esas mantas, no me cojáis frío. No, no me muevo de aquí. Yo también voy a tumbarme un poco. También estoy cansada. Ya veréis como nos dan algo de comer. Primero tienen que alojar a toda la gente. ¿Habéis visto, no? Venga, hijos. Así, así.
... Pobrecitos míos. Tienen que estar rendidos. Y hambrientos. Menos mal que aquella mujer les dio un trozo de pan. Lo que es yo no traía nada. Todo agotado antes de llegar a Girona. Gracias al camión que nos llevó hasta Figueres. Hice bien en no venir cargada. Había quien arrastraba media casa. O la gente con maletas. ¿Habrán podido llegar? A nosotros nos cogían bien. ¡Íbamos  de vacío! Esta bolsa y punto. Las cosas de coser, unas cuantas ropas de recambio para los niños y... el paquete de la mujer aquella. ¿Pont de Molins? Me parece que era así. Me dijo que lo guardara para una necesidad. Les di un poco del tocino a los niños, pero aún queda. Pimentón y sal. Si tuviera...
--Parece que la gente se mueve hacia la entrada. ¿Para comer, dice?
... No quiero dejar a los niños solos. No, de ninguna manera. Tendré que despertarles. Da pena, se han quedado cuajaos. Pero la comida es la comida. Y solos no los dejo. Nunca se sabe. Luego dormirán...
-- ¡Venga Teresa, Manuel, espabilaos! ¡Creo que vamos a comer! ¡Hala, hala! Dejad ahí las mantas. ¿Veis? Todo el mundo va. No perdamos tiempo, no vaya a ser que se termine antes de llegar nosotros.
            ... Delante, no se me vayan a perder. Esto está lleno de gente. Vaya cuadro. ¡Bueno, estamos aquí! Ahora a ver si puedo enterarme algo de Manolo. Él iba con los de su regimiento. En Biure dijeron que habían pasado dos días antes.  O sea, que venían por el mismo camino. Pero ellos no llevaban niños, claro. Ya lo buscaré. Ahora a ver qué nos dan de comida...
--Teresa, coge sólo tu plato, la cuchara y el pan. Yo cojo el de Manuel.
            ...Bien blanco es. Y tierno. Aunque no es aquel de antes. Más hueco este. Madre, que hambre tengo. Eso parecen patatas, zanahorias..., hasta carne. Mal no huele. Guiso de campaña. Rancho. A todo hay que hacerse ¡Y está caliente!...
--Vamos por aquí. En ese banco hay hueco. Poneos ahí. ¡Buen provecho tengan ustedes! ¿Hay hambre, verdad? A ver lo que hacen con nosotros ¿Dice usted que luego nos distribuyen por alojamientos? ¡Esto está buenísimo! ¡Cuidado, hijo! Despacito que está muy caliente. ¿En barracones? ¿Y cada uno podrá guisar lo suyo? Yo sí, mire. Que me den harina, una perola y me dejen arrimarlo al fuego. ¡Solo! Hago yo unas gachas que quitan el hipo. Y lo que haga falta. No crea que en Barcelona teníamos mucho donde escoger. Sí, mis hijos. La niña es una mujercita, no crea. ¡Teresa! ¡Saluda a esta señora, hija! Muchas gracias. ¿Usted, sola? Mi marido debió llegar ayer. Militar de carrera. Pero ahora, no sé. ¡Animo mujer! ¡Saldremos adelante, ya lo verá! Si hijos, rebañad bien. ¿Traíais apetito, eh? La dejo. A ver si estos dos me duermen un poco. Ya veremos. El gusto es mío. Seguro que nos volveremos a encontrar.
            ...Pobre. Al menos Manolo está también aquí. Donde sea, pero aquí. Se la ve el estilo. Y que fina. Estos políticos lo tienen peor. Al fin y al cabo Manolo ha hecho lo que le mandaban. Nunca nos metimos en política. Votamos a quien nos pareció, como todo el mundo. Bueno dejemos eso para luego. Ahora dormiremos un poco. Lo del alojamiento en barracones estará bien. Mejor que esto de las tiendas. Mientras no quieran separarnos. Eso no. A mis hijos no me los quita nadie. Y ya tendré tiempo de encontrar a Manolo. Esta gente tiene mucho que organizar. Los niños comieron bien. Manuel hacía gestos. Le sabía raro, pero se comió todo. Pobres míos, el hambre que traían. En cuanto me den un sitio para guisar les hago unas gachas. Me alegro de haber guardado el tocino. El saquito de pimentón me durará para muchas veces. El sabor de casa. Bien que les gustan las gachas de pastor como las hacía el abuelo. La verdad es que con los destinos de Manolo hemos andado siempre de la ceca a la meca. Ya nos asentaremos. Primero reunirnos. Alguna vez volveremos a Madrid. Alguna vez...
--Venga hijos. Ahora hay que dormir una buena siesta. Mamá también. Si, claro que estoy cansada. ¡Tu dirás, hija! Pero ya ha pasado lo peor. Cuando nos dejen en un sitio fijo buscaremos a papá. Mira, tu hermano ya se ha dormido. ¡Claro que le vamos a encontrar! Ya verás. Ahora a dormir.
            ... Rendida, estoy rendida. Pero con la manta no hace demasiado frío. ¿Manolo? Ya veremos luego. Yo también a dormir. Como una niña buena...                      
                                  
                                  INGREDIENTES PARA SEIS COMENSALES
            Seis cucharadas soperas colmadas de harina de trigo o maíz.
            Un trozo de tocino, preferentemente curado y con corteza.
            Una cucharada rasa de pimentón (dulce o picante, al gusto)
            Litro y medio de agua.
Sal.         
Se parte a lo ancho el tocino, en lonchas procurando que cada porción tenga su trozo de corteza.
A fuego lento se fríe el tocino hasta que suelte toda la grasa posible, mirando que las cortezas queden churruscantes. Se reservan los torreznos.
            Se tuesta un poco el pimentón en la grasa y se añade la harina, removiendo para que se suelte. Cuando esté suelta, se añade el agua muy poco a poco, sin parar de remover con una espumadera evitando se formen grumos. Se sala al gusto.
Siempre a fuego lento, se deja cocer, sin parar de mover, durante media hora o más hasta que las gachas estén bien cocidas y espesas.
Se sirven acompañadas de los torreznos de tocino frito.
Van muy bien acompañadas de un vino tinto del año. Preferentemente Valdepeñas o Jumilla.

 

1 comentario:

  1. Tengo el libro pero no sé dónde. Iba a pedirtelo por que me apetecía releerlo, pero si vas a "republicarlo" en el blog, lo iré leyendo poco a poco.
    Muy buena idea.

    ResponderEliminar